jueves, 15 de octubre de 2009







El tabaco mata, por desgracia a muchos parece no importarnos.


A finales de los setenta, la industria tabacalera estaba en un “momento crítico”. Las evidencias de la relación entre su producto y el cáncer de pulmón eran ya incontestables, y el sector estaba “siendo cuestionado en muchas direcciones”. Así lo recoge un informe de la asesoría Campbell-Johnson para la Asociación Británica de Tabacaleras (BAT). Han pasado 30 años desde entonces, pero parece que algunas de las consideraciones del texto no cayeron en saco roto. Ante la inminencia de un cambio en la legislación española que endurezca las actuales limitaciones para fumar en público, el Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo ha desvelado este estudio. Seguramente, algunas de sus afirmaciones fueron sólo para consumo interno. Pero eso no les quita interés, aunque ya no se puedan aplicar al pie de la letra.

Menudo tema. Hace mucho que se sabe que el tabaco es causante de cánceres y muchos problemas de salud, poco se ha hecho, mucha gente trata salir del hábito y la mayoría consiguen lograrlo.

Leyendo un artículo en una revista de salud sobre los efectos nocivos del tabaco en la salud de las personas me ha parecido interesante exponer los mitos que exiten sobre el tabaco y que no son reales.Cada año es mayor el número de personas que dejan el tabaco, es posible aunque cuesta.
Mito: Fumar un cigarrillo relaja y alivia el estrés.
Realidad: El tabaco no tiene propiedades relajantes puesto que es un estimulante.

Mito: Los cigarrillos bajos en nicotina no hacen daño, no son cancerígenos.
Realidad: Aunque los cigarrillos bajos en nicotina y alquitrán son menos nocivos, se suelen fumar en mayor cantidad para conseguir la misma concentración de nicotina en sangre, con lo cual se anulan sus ventajas.

Mito: El tabaco contamina, pero más los coches y las fábricas, así que si podemos ser víctimas de la contaminación ambiental,¿porqué preocuparnos?
Realidad: No hay que olvidar que el tabaco está presente en una tercera parte de todos los cánceres diagnosticados, un porcentaje importante como para tener en cuenta sus riesgos.

Mito: Yo no dependo del tabaco, puedo dejar de fumar cuando quiera.
Realidad: La dependencia del tabaco es difícil de cortar y para dejar de fumar hay que tomárselo muy en serio.
Mito: Cuando se deja de fumar se pasa muy mal, es peor el remedio que la enfermedad.
Realidad: Al principio cuando se deja el tabaco, la dependencia a la nicotina provoca malestar, pero se trata de una sensación temporal. Sin embargo los beneficios son muy evidentes e importantes y aparecen a los pocos días de abandonar el consumo.

Mito: Si se deja de fumar se engorda siempre.
Realidad: Este mito es utilizado con frecuencia para no dejar de fumar. Es cierto que fumar conlleva un gasto calórico por sí mismo, y tras el abandono del tabaco puede producirse un aumento de peso.

La ansiedad por el síndrome de abstinencia, el picoteo entre horas y la mejora del gusto y el olfato contribuyen al aumento de peso .Pero una alimentación adecuada y ejercicio ayudan a solucionar este problema.

Mito: Dejar de fumar es casi imposible.
Realidad: Dejar de fumar tiene sus dificultades, como con cualquier otra adición, pero es posible.En la actualidad existen muchos tratamientos que ayudan a dejar de fumar.
http://www.apta-aragon.org/wp-content/uploads/2008/05/dia-mundial-sin-tabaco.jpg




El gran mercado de la drogahttp://lasupergalaxia.files.wordpress.com/2009/05/marihuana1_117.jpg


Las drogas ilegales mueven el mundo un «mercado» de 400.000 millones de dólares al año, una cifra tan grande que equivaldría más o menos al ocho por ciento de todo el volumen de negocio mundial, casi tanto como lo que mueven el petroleo y el gas juntos.

El cannabis y la memoriahttp://www.ilhn.com/blog/wp-content/uploads/2009/08/cannabis.jpg


La memoria de los consumidores crónicos de cannabis se ve seriamente dañada.

Un grupo de investigadores de la U. Pompeu Fabra de Barcelona ha publicado en la revista ‘Nature Neuroscience’ su estudio sobre las consecuencias del consumo de cannabis en el cerebro.

Se ha comprobado que el consumo de hachís y marihuana interrumpe el proceso de consolidación de la memoria por lo que algunos hechos no quedan guardados en el cerebro.



Fotos de la degradación que producen las drogas

Fotos de la vida de una persona con mujer e hijos que termina consumiendo heroína e infectándose del Sida.

Las imágenes en: unique-strange.blogspot.com Life Of a Drug Addict (57 Pics)

Visto en Meneame.

http://mural.uv.es/maconsua/heroina.jpghttp://www.tratamientoycura.com/blog/wp-content/uploads/2008/09/droga2-full.jpg

La cocaína
En los casos de intoxicación aguda, sus efectos, que consisten en la hiperestimulación, el aumento de la presión sanguínea y la aceleración del ritmo cardíaco, seguidos de una subestimulación, con parálisis muscular y dificultades respiratorias, puede terminar en un colapso cardiocirculatorio.
La pasta base de la coca mezclada con bicarbonato sódico es conocida con el nombre de crack, que es mucho más tóxico que el clorhidrato de cocaína. Aunque no se dispone todavía de estudios sobre su uso, efectos secundarios y contraindicaciones, se sabe que existen numerosas víctimas mortales por sobredosis de esta sustancia.
La cocaína es un alcaloide contenido en las hojas del arbusto «Erythroxylon coca» siendo químicamente un derivado de la latropina. Es un estimulante cerebral extremadamente potente, de efectos similares a las anfetaminas. Además, es un enérgico vasoconstrictor y anestésico local, siendo absorbido por las mucosas nasales cuando se la aspira, se metaboliza en el hígado y se elimina por la orina. Fue usada inicialmente para el tratamiento de trastornos respiratorios y depresivos. Por su efecto analgésico, se usó en intervenciones quirúrgicas. Posteriormente se empleó con fines militares por su efecto vigorizante y el componente de agresividad que otorga. A comienzos del Siglo XX comienza a consumirse por aspiración nasal. En esta época, eran prácticamente desconocidos sus efectos perjudiciales por lo que estaba presente en las fórmulas de bebidas, jarabe contra la tos, lociones capilares, y hasta cigarrillos. En 1909 existían en EE.UU. más de 70 bebidas registradas con componentes de cocaína, lo que incrementó la producción en los países donde se cultivaba coca, fundamentalmente Perú. Los estudios del uso de cocaína comenzaron, con FREUD, al que siguieron HEMMOND (1887) y BOSE (1902), los cuales encontraron sintomatología aguda y crónica en el consumo. Recientemente, en la década de 1980, los experimentos sobre patrones de consumo y cantidades certificaron sus efectos sobre la adrenalina, muy relacionada con la agresividad. En las dos últimas décadas hubo un enorme incremento en la cantidad de personas adictas a la cocaína, resaltándose como dato significativo la adicción simultánea a otras sustancias. Las consecuencias de su consumo son complejas, involucrando daños de muy diversa índole: cerebrales, sociales, familiares, medioambientales, etc.
La cocaína estimula el sistema nervioso central, actuando directamente sobre el cerebro. Sus efectos fisiológicos inmediatos son: sudoración, aumento en la potencia muscular, midriasis, incremento de actividad cardíaca y presión sanguínea, dilatación de los vasos sanguíneos periféricos, convulsiones, aumento en el ritmo respiratorio y de la temperatura corporal. Estos síntomas pueden provocar la muerte por paro cardíaco o fallas respiratorias. Además se presentan irritaciones y úlceras en la mucosa nasal. Comúnmente causa congestión nasal, que puede presentarse o no con secreción liquida. El uso por vía inyectable expone al adicto a infecciones de SIDA, hepatitis B y C, y otras enfermedades infectocontagiosas. La infección con el HIV puede producirse por la transmisión directa de virus al compartir agujas y otros dispositivos contaminados. Además, puede producirse indirectamente por transmisión prenatal a un niño cuya madre está infectada con el HIV. El uso y abuso de drogas ilícitas, incluyendo el crack y la cocaína, se han convertido en el principal factor de riesgo de contagio con el virus HIV. Sumado a ello, la hepatitis C se está difundiendo rápidamente entre los adictos que se inyectan; el índice de infección varía entre el 65 y el 90 por ciento en este grupo de personas, de acuerdo al país. Hasta hoy, no se ha descubierto una vacuna contra el virus de la hepatitis C, y el único tratamiento disponible es caro, muchas veces infructuoso, y con serios efectos colaterales.


Cocaína y desarrollo embrio-fetal
El uso de cocaína es altamente susceptible de producir daños irreparables en recién nacidos, cuyas madres mantuvieron su adicción durante el embarazo. Esto último hizo que algunos Estados de los Estados Unidos de América obliguen a las adictas embarazadas a realizarse tratamientos forzosos con privación de libertad mientras dura el embarazo. Aún se desconoce la total extensión de los efectos de la exposición prenatal a la cocaína, pero los estudios científicos indican que estos bebés nacen prematuramente e insuficientemente desarrollados: con menor peso, diámetro craneal inferior y menor longitud. La determinación exacta de las consecuencias para el recién nacido es compleja, y varía de acuerdo a la droga que fue consumida por la madre. Sumado a ello, se sabe estadísticamente que las madres adictas a la cocaína abusan de otra u otras sustancias. El cuadro se complica al considerar la cantidad y variedad de drogas consumidas, la falta de cuidados prenatales, el status socioeconómico, la exposición a enfermedades infectocontagiosas, otros problemas de salud, pobre alimentación, y muchos otros factores que intervienen directamente sobre la salud del feto y el recién nacido. Se ha descubierto que la exposición a la cocaína durante el desarrollo fetal puede provocar retrasos y otras deficiencias mentales, como así también imposibilidad de mantener la atención y la concentración por períodos de tiempo mínimos como para permitir el aprendizaje. A pesar de la gravedad de las lesiones y trastornos sufridos por estos niños, las modernas técnicas de tratamiento permiten una recuperación significativa. De cualquier forma, es un hecho que estos datos y avances son sólo paliativos, y no pueden tomarse como 100% eficaces.


La cocaína estimula el sistema nervioso central. Sus efectos inmediatos incluyen:

  • dilatación de las pupilas

  • aumento de la presión sanguínea,

  • del ritmo cardiaco y respiratorio

  • aumento en la temperatura del cuerpo

  • Su uso ocasional puede producir...

  • congestión o drenaje de la nariz

  • ulceración de la membrana mucosa de la nariz

  • La inyección de cocaína con equipo contaminado puede producir SIDA, hepatitis y otras enfermedades.


El uso crónico de esta droga causa los siguientes síntomas en el organismo en adición a los efectos arriba mencionados:


  • dolor abdominal

  • nauseas

  • vómitos

  • respiración irregular

  • convulsiones

  • paro cardiaco


La mezcla de cocaína con heroína, conocida como "speedball", puede causar la muerte.
La cocaína es una de las drogas más adictivas que hay, ya que su efecto, aunque fuerte, es de corta duración. El Crack es extremadamente adictivo.




Crack
También denominado "cocaína del pobre", acarrea un grave riesgo social y sanitario, por la dependencia que provoca y los efectos nocivos que ocasiona en el organismo. Se obtiene de la maceración de hojas de coca con kerosene y compuestos sulfurados, que lavada posteriormente con ciertos elementos volátiles, se convierte en el clorhidrato de cocaína. La denominada base es un tóxico de mayor potencial nocivo que la cocaína, posee impurezas que impiden su administración endovenosa. Se ingiere por inhalación, lo que conlleva lesiones en la mucosa nasal y en el aparato digestivo. También se consume fumada en cigarrillos o pipas diseñadas al efecto.
La intoxicación por esta sustancia implica cuadros delirantes seguidos de procesos depresivos intensos. Sus consecuencias nocivas sobre el organismo son equiparables a las de las anfetaminas administradas por vía endovenosa, desestructurando la personalidad, y colocándola en una adicción compulsiva. Las lesiones orgánicas son evidentes e irreversibles. Usualmente, los adictos crónicos o aquellos que llevan varios meses con ingestas de relevante cantidad y de forma continuada, sufren patologías mentales graves y crónicas como demencia o paranoia. Las lesiones en el cerebro son irreversibles.




Las anfetaminas
Fueron sintetizadas por primera vez entre la última década del siglo XIX y la primera del siglo XX. Los primeros experimentos clínicos se iniciaron hacia 1930, y desde 1935 se comercializó con gran difusión en el Reino Unido, Francia y Alemania. Durante la Segunda Guerra Mundial fue utilizada indiscriminadamente por todos los bandos, dado el carácter euforizante que contiene la sustancia y la agresividad otorga.
Las anfetaminas fueron utilizadas como estimulantes, luego en forma de inhalaciones para el tratamiento de catarros y congestiones nasales, más tarde como píldoras contra el mareo y para disminuir el apetito en el tratamiento de la obesidad y, finalmente, como antidepresivos.
Presentan una elevada tolerancia, que produce habituación y necesidad de dosis progresivamente más elevadas.
El consumo de este excitante está ampliamente extendido y distribuido por todas las clase sociales. A diferencia de lo que sucede con la cocaína que la consumen preferentemente los sectores medios y altos, las anfetaminas son consumidas tanto por ejecutivos que pretenden sobreexcitación como por amas de casa que buscan un anoréxico para sus dietas o por estudiantes que preparan exámenes. Al incidir en el sistema ortosimpático causan hipertensión, taquicardia, hiperglucemia, midriasis, vasodilatación periférica, hiperpnea, hiporexia, etc. El estado de ánimo del adicto oscila entre la distrofia y la hipomanía, así como ansiedad, insomnio, cefalea, temblores y vértigo. Pueden aparecer cuadros depresivos y síndromes paranoides anfetamínicos. A dosis normales, sus efectos varían de acuerdo al individuo y las condiciones de ingesta. Pueden producir efectos placenteros, hiperactividad y sensación desbordante de energía, pero también causan temblor, ansiedad irritabilidad, ira inmotivada y repentina y trastornos amnésicos e incoherentes. En la última fase se describen depresión, cuadros paranoides y delirios paranoides, alucinaciones y trastornos de conducta. El consumo de anfetaminas puede conducir a actuaciones agresivas, al igual que los barbitúricos y el alcohol, por su gran efecto euforizante, unido a un descontrol en los instintos inhibitorios. Tales situaciones se producen cuando las dosis suministradas, generalmente por vía endovenosa, superan los 2 gr. Está demostrado un mayor potencial en las anfetaminas que en la cocaína, tanto en su punto más álgido como en la duración de los efectos. Reacciones muy graves se producen al consumirlas con barbitúricos en el conocido fenómeno de la pluritoxicomanía. Tomadas en dosis importantes son causantes de confusión, tensión, ansiedad aguda y miedo. También pueden precipitar psicosis paranoide en sujetos no psicóticos. La psicosis anfetamínica desarrollada por el sujeto se asemeja a la psicosis paranoica y a la esquizofrenia paranoica.




El consumo de anfetaminas produce en el cuerpo los siguientes síntomas:

  • acelera el ritmo cardiaco y pulmonar

  • dilata las pupilas

  • reduce el apetito

  • produce sequedad en la boca

  • sudores

  • dolores de cabeza

  • pérdida de visión

  • mareos

  • insomnio

  • ansiedad

  • A largo plazo y/o usadas en dosis elevadas, ocasionan:

  • temblores

  • pérdida de coordinación

  • colapso físico

  • daño a riñones y tejidos

  • depresión

  • malnutrición

  • aumento repentino de presión sanguínea que puede producir la muerte por ataque, fiebre muy alta o insuficiencia cardiaca.

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